Como docente que soy y ya que cada vez están más cerca los
exámenes finales del primer trimestre, propongo a mis alumnos, lo que muchos
profes y yo llamamos un “decálogo de estrategias”. Se trata de diez estrategias
para motivarlos a la hora de sentarse ante sus apuntes.
Todos sabemos que las ganas de aprender cosas nuevas son la
base del aprendizaje, pero también podemos ir más allá con esos alumnos
algo más perezosos; podemos motivarlos para que puedan sacar adelante algunas
asignaturas que no lleven tan bien como otras.
En ocasiones, nos proponemos dar la clase, sin centrarnos en
la forma de impartirla, y es que ganamos mucho si pensamos en la metodología,
pues si hacemos partícipe a esos alumnos de lo que estamos enseñando, se
tomaran la materia de otra forma diferente.
En definitiva, si nosotros como maestros nos sentimos
motivados para impartir la clase, motivaremos con más facilidad al alumnado y
olvidaremos quizás pensamientos como: "nos enseñan igual que antes,
nos educan igual que a mis padres y mis abuelos, así es difícil estar
motivados", según apunta el niño del siguiente vídeo:
"Tenemos el mundo a nuestro alcance". Completamente de acuerdo, y únicamente tenemos que encontrar la manera de que ese aburrimiento desaparezca y de que ese interés por las cosas que les gustan se transmita a otras nuevas.
Este es el decálogo que yo sigo y seguro muchos más también
lo conocéis, pero en caso de que no sea así... ¿Preparados? toma nota, aplica
esto y obtén respuestas.
1. Refuérzales positivamente: Les será muy
difícil creer en ellos mismos si no lo haces tú antes, por lo que además debes
demostrárselo con cierta frecuencia. Recuerda que son ellos el centro de su
aprendizaje, ¡dales el protagonismo!
2. Utiliza diferentes metodologías: Ya
que no todos los estudiantes responden de la misma forma, es importante ir
mezclando la forma de trabajar para que todos puedan disfrutar con aquello que
más les gusta. Actividades individuales, en equipo, investigaciones, juegos…
¡el límite lo pone tu imaginación!
3. Da feedback a tus alumnos: Es
muy importante que les expliques dónde se han equivocado y cómo pueden mejorar
para la siguiente ocasión, o pueden sentirse perdidos y perder la motivación
pronto.
4. No tengas miedo a innovar: Aprovecha la
fascinación de los más pequeños por las nuevas tecnologías y prueba diferentes
herramientas en tus clases, adaptándolas a sus necesidades y al tema a tratar.
5. Sé creativo en el uso del espacio: Cambia
el escenario de vez en cuando, utilizando los diferentes espacios de la escuela
o del entorno (patio, parque, biblioteca…) o cambiando de orden el mobiliario
pueden ser geniales ideas para hacer las clases diferentes.
6. Marca objetivos alcanzables: Los retos
que plantees deben de ser lo suficientemente difíciles como para que requieran
un esfuerzo importante (zona de confort), pero lo suficientemente
realistas como para que no acaben siempre en frustración.
7. Utiliza sus vivencias como recurso educativo: Relacionar
los contenidos con la experiencia de tus estudiantes les permitirá ver la
utilidad de lo que están aprendiendo, y les será mucho más sencillo retener los
conocimientos sobre ello.
8. Sé cercano y atento: Trata a cada
estudiante de forma personalizada, intentando dedicarles tiempo exclusivo para
hablar con ellos sobre temas académicos o extraescolares.
9. Ayuda a superar la frustración: Tus estudiantes
necesitan apoyo para reconocer y superar la ansiedad y frustración. Por tu
parte, analiza y estudia sus diferentes capacidades y adapta las tareas a
ellas.
10. Haz de la curiosidad tu mejor herramienta: ¿Habías
pensado alguna vez en empezar todas tus clases con una pregunta que llame la
atención de tus estudiantes? Ésta es una forma de despertar su curiosidad por
el tema, pero seguro que puedes encontrar otras muchas adaptadas a sus
preferencias y características.
Debemos ponerlo en marcha y seguro que conseguimos rápido
una evolución en las clases y en los alumnos. ¡Yo estoy deseando poder llevarlo
a la práctica!
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